Alfonso X buscó, desde el principio de su reinado, la renovación de la monarquía castellano-leonesa. De este modo, se pasó de un sistema disperso y feudal, con relaciones dispares a nivel jurídico y religioso, a la centralización del poder político, la justicia o la recaudación de caudales en la figura del rey. A su vez se reforzaron las estructuras administrativas a su servicio, otorgando, por ejemplo, un poder mayor a los regidores de las principales circunscripciones del territorio.
A través de textos de la época, como el Fuero Real, que comenzó a otorgarse a partir de 1256, el Espéculo de las Leyes y las Siete Partidas, se buscó acabar con la fragmentación normativa, legislativa y organizativa de los viejos fueros.
Uno de los objetivos de Alfonso X fue renovar la monarquía, pasando de un sistema feudal a uno centralizado en su figura, tanto política como económicamente
La política económica del monarca también pasó por la unificación recaudatoria e impositiva. Esta se vio reforzada con una gran cantidad de medidas, como la organización de un nuevo régimen aduanero, la imposición de impuestos para los trashumantes o el incremento de las contribuciones de los judíos.
Quizá una de las medidas económicas más problemáticas de su reinado tuvo que ver con las fluctuaciones, modificando la masa monetaria con la acuñación de más moneda de vellón y su equiparación con la dobla almohade.
Las necesidades bélicas en el sur de la Península, las revueltas internas y las aspiraciones al título imperial de herencia materna supusieron una quiebra de la Corona y muchos problemas con gran parte de la nobleza. Se llegó incluso a una revolución nobiliaria en 1272, en la que participó el hermano del rey Alfonso, Felipe.
Alfonso X y su época
- Nacimiento y primeros años
- La transformación de la corona
- El final de su reinado
- Cultura e investigación