Transmisores del saber

Alfonso X era consciente de la potencia del saber árabe, pero le faltaba un elemento clave para descifrarlo: el conocimiento de dicha lengua. En este sentido, el papel de los judíos de los que se rodeó sería crucial, y es que éstos habían aprendido durante el tiempo en que convivieron con los árabes en al-Ándalus su lengua con maestría. Esto se refleja en el capitel bilingüe de San Juan de los Reyes, pieza que puede verse en esta muestra, con inscripciones en árabe y en hebreo. Así, los judíos jugaron un papel fundamental para desvelar los misterios que entrañaban los manuscritos árabes.

Toledo había sido desde su conquista por parte de los cristianos, en el año 1085, un centro de mezcolanza cultural y lingüística en el que se aprovechó el conocimiento bilingüe e incluso trilingüe de algunos mozárabes y judíos para realizar traducciones de obras árabes. De este modo, se convirtió en un foco de traducción que gozó de gran importancia. Nació así lo que se conoce como la Escuela de traductores de Toledo, promovida especialmente por Alfonso X.

Alfonso X era consciente de la potencia del saber árabe, pero le faltaba un elemento clave para descifrarlo: el conocimiento de dicha lengua

De este modo, el monarca comenzó una empresa de traducciones de obras árabes de enorme importancia. Mandó traducir trabajos de todo tipo, desde literarios hasta tratados científicos. Las traducciones de obras astronómicas y astrológicas, así como algunas de carácter mágico, ocuparon el mayor volumen dentro del corpus de traducciones impulsado por Alfonso X. En su traducción jugaron un papel importantísimo personajes hispanojudíos, principalmente Yehudá ben Mosé ha-Cohen. Fue precisamente él quien, el 12 de marzo de 1254, comenzó la traducción del Libro conplido en los iudizios de las estrellas, del original árabe de Abu Ali ibn ar-Rigal, conocido como Abenragel en las fuentes cristianas. En esta obra se tratan temas como el horóscopo y las distintas maneras en las que la posición de los planetas afecta a la vida de las personas.

Este autor participó además en otras traducciones dentro de este género, como el Libro de las Cruzes, en ocasiones junto a Juan de Aspa. Trabajó también en la traducción del Lapidario, obra en la que se tratan las propiedades mágicas de distintas piedras.

Los judíos en la corte del rey

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